Para alguien como yo, enamorado de los libros desde el mismo momento en que aprendí a leerlos, allá por mi tierna infancia, el tener la oportunidad de pasar a ser autor, el ser parte activa en el proceso, ha sido siempre un sueño. El Gran Sueño.
Las primeras publicaciones fueron en VBI PVS, la revista de mi querida Facultad de Medicina de Valencia, allá por el año 1992. Podríamos decir que éramos jóvenes e inconscientes, y no sería poco cierto, pues la verdad es que recuerdo aquello como un maravilloso entretenimiento, donde conocí a grandes amigos, pero no pasó de eso: probablemente no era todavía consciente de lo que algo así representaría más tarde para mí.
Mi primera publicación ya en la edad adulta, en el 2002, pertenece al plano estrictamente científico. Un artículo de ésos que tal vez puedan causar alguna satisfacción a aquellos investigadores que han trabajado con denuedo para conseguirlo, pero sin interés para la mayor parte de especialistas en el tema, no digamos ya para el gran público. Es bonito, sí, pero no te toca el corazón. Algo más tarde, con el capítulo de un libro de medicina dirigido a especialistas, ocurrió algo parecido.
La primera gran oportunidad se la he de agradecer a Pablo Sebastià, cuando en 2012 me ofreció generosamente la posibilidad de publicar un relato corto (cortísimo) en la antología de género negro “España Criminal”. ¡Eso sí que fue otra cosa! Ni siquiera me podía creer que me lo estuviese proponiendo en serio. Pero sí, ¡y tan en serio! Por primera vez en mi vida veía mi nombre en un libro de papel, pero de los de verdad, de literatura, un libro apto (o no) para todos los públicos.
Como si fuera una señal, el brevísimo relato se tituló «El Sueño«. Aunque seguro que no es lo que vosotros creéis…
Eso sí que fue el principio de la realización de un sueño. Gracias a él conocí al colectivo de los 12 plumas negras, escritores geniales y algunos de ellos ahora buenos amigos, y pude atisbar un poco de ese mundillo que tantas ilusiones me había despertado de chaval, y tantos castillos en el aire me había hecho construir.
Su amable invitación se repitió al año siguiente, en el «España Negra«. El proyecto crecía, incorporaba escritores nuevos (algunos de ellos de verdadera talla) y todavía me cuesta creer que haya compartido cartel con gente tan grande.
He escrito mi primera novela: «La navaja de Ockham«. He disfrutado mucho y he aprendido muchísimo haciéndolo. Pero el mundo editorial es complejo para un neófito y todavía no he encontrado siquiera un agente editorial que esté dispuesta a leérsela. Ya comenté en un post hace unas semanas que el camino digital parece ser la puerta a los que no tenemos otro aliado mas que la ilusión y el entusiasmo, y esa concepto, como una semilla, ha ido germinando…
Porque la ilusión y el entusiasmo son poderosos motores. Los más poderosos de todos, diría yo. Y tuve una idea, una idea que maduró deprisa en mi cabeza: «Si todo lo que he aprendido sobre mi profesión en estos años que ya llevo en ella lo escribiera… Si pudiera explicarle a toda la gente lo mismo que les explico a los pacientes en mi consulta, con un lenguaje sencillo y fácil de entender, apto para todos los públicos… Las preguntas se repiten una y otra vez, mucha gente tiene ideas muy equivocadas. ¿Y si lo escribiese? ¿Y si lo explicase bien para que todos pudieran entenderlo de una vez por todas?».
Esa idea ha visto hoy la luz. Justamente hoy, en el Día del Libro: el primer libro de la colección «La Medicina hecha fácil» ha salido a la venta en la iBookstore. Y es mi niño. Por primera vez veo publicado un libro enteramente mío, y es muy difícil de explicar la emoción que eso supone. Baste decir que es otro sueño que se ha visto cumplido después de haber tenido que esperar nada menos que 40 años…
Como explicaba a mis compañeros en un taller de escritura creativa en el que hace poco tuve oportunidad de participar, «yo leo fundamentalmente porque me divierte, porque lo paso bien, y también para aprender». Si las sumo todas, la literatura me ha dado la mayor cantidad de horas de felicidad hasta ahora en esta vida.
Quizá con este nuevo proyecto no sea capaz de devolver todavía esa felicidad, o ese divertimento, pero por lo menos voy a poder ofrecer a todos la oportunidad de aprender. Y quizá un día no muy lejano, si continúa sonriéndome la fortuna y sigo contando con el apoyo de todos los que tan generosamente me habéis aupado en este proyecto, tal vez pueda llegar a hacerlo. Y ése sería el siguiente sueño: mi nombre en un libro. Pero esta vez de literatura.
¡Que lo disfrutéis!